She is so sweet!
LAS CRÓNICAS DE ELLA#4

Entré con una sonrisa en la habitación y Narcisa me miró desde la cama con una sonrisa pícara. Sé que lo sabía. ¿Cómo? No lo sé.

Me acerqué corriendo y me tiré sobre la cama, antes de abrazarla con fuerza. Estaba tan contenta...
Mi mirada se perdió en el techo. El corazón me latía con fuerza y mis mejillas aún conservaban el sonrojo que las venía adornando desde hacía un buen rato. Aún pensaba en sus besos, cuando alguien llamó a la puerta. Una cabeza rubia asomó por la puerta y al dar permiso para entrar, una mirada divertida se posó en mí. La llamé por su nombre, mientras la fulminaba con la mirada, desafiándole a que se metiera conmigo... Pero la "tensión" duró apenas unos instantes antes de que las dos no pudiéramos evitar echarnos a reír.

La conocía desde hacía unos pocos años. Coincidimos en la misma clase y desde entonces, fuimos amigas. Era una chica muy guapa, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos. Metamórficos.
Nunca habíamos tenido apenas nada en común, pero nos sentíamos cómodas juntas y nos preocupábamos por la otra. Algunas veces, venía a verme a casa por la tarde para hacer la tarea juntas, pero la mirada que me dirigió, tras saludar a Narcisa, me confirmó que hoy no era uno de esos días.

Pasaron las horas, pero aún seguíamos hablando de lo mismo...¡Y ella no seguía metiéndose conmigo porque no dejaba de sonrojarme! Siempre nos estábamos metiendo la una con la otra, riéndonos después. Estábamos sentadas encima de la cama y ella abrazaba a Narcisa sobre sus piernas cruzadas. La ventana estaba abierta y corría una brisa agradable. Por eso no me creí lo del calor cuando se sonrojó.


¡Ella nunca se sonrojaba!

Rápidamente, la bombardeé a preguntas, consiguiendo que se sonrojara más aún si cabía la posibilidad. Al final, me acabó contando la verdad. Había conocido a "alguien". Escuché emocionada algo que ella intentaba tachar de intrascendente, pero el brillo en sus ojos, uno castaño y el otro verde en esos momentos, la delataban.

-Pero... Pero no sé.

La miré sorprendida, sin entender. Entonces empezó a hablar de nuevo, consiguiendo hacer aflorar unas ansias homicidas extrañas en mí respecto a ella. Era un chica increíble..¡Y no quería verlo!
Siempre pasaba igual. Ella, al igual que muchas mujeres, estaba llena de inseguridades. En un momento de su vida vetan el amor, las relaciones, con el maldito "Y sí...?" y nunca acaban de confiar no sólo en ellas, sino en el sentimiento mismo. Evitan el enfrentamiento por el mero hecho de no querer ver lo que valen y sobretodo, no querer aceptar que las demás, lo que saben, es por que lo han aprendido, no por que hayan nacido con ello.

Le miré con el ceño fruncido y ella no supo que responder, siguiendo en sus trece. Suspiré y miré a Narcisa, la cual también miraba a mi amiga con desaprobación.

-Verdaderamente, no sabes cuanto vales... pequeña azucena.

Ella me miró de nuevo, ahora con una sonrisa. La abracé con cariño, cayéndonos entre risas de la cama, mientras Narcisa nos miraba desde arriba feliz.

Nosotras le haríamos ver cuanto valía. 

Aleex*
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